Hace unos días, alguien muy importante para mi, me dijo: «tu tienes una voz interior muy fuerte».  La verdad es que me sorprendió el comentario. No esperaba que alguien que no suele hablar en tales términos, hiciese esta observación con tanta seguridad. Me tocó el alma.

-Tengo una amiga que me habla! Menos mal!

Me ha costado mucho tiempo, aceptar sin juicios su existencia y hacerle caso. Me acostumbré a negarla. Cuando la dejaba hablar en voz alta, o bien era extraña para las demás, quizás molestaba, la negaban o la ninguneaban. Muy pocas veces recuerdo que se la aceptara, menos que se la aprobara y por supuesto jamás se la aplaudió. Así que ¿por que iba a hacerle caso y a creer en ella?

Esa voz que acompaña constantemente, se escucha perfectamente en soledad, en silencio, y es un mundo. Cuenta cosas, guia, cuida. Estos últimos años han sido los más oscuros de mi historia, saber que una no puede abandonar la vida porque tiene dos hijos pequeños, obliga a permanecer y atravesar la sombra. Afortunadamente algunas manos amigas, en momentos clave, como ángeles, han tendido su mano desde lo alto del pozo. Gracias a todas.

El encuentro consciente con esta señora que viene conmigo ha sido la recompensa de atravesar un agujero negro, el salto cuántico para aparecer en otra dimensión.

 

Subscribete a la Newsletter