Tenía 19 años cuando escuché esta canción por primera vez. Era Chavela Vargas quien le daba voz. Resonaba con una frase que me repetían (afortunadamente con no mucha frecuencia): «el amor es una mentira». Es una frase dura y chocante para una niña. Con el tiempo, he comprobado que todo lo que amas se va de una manera u otra. Es verdad. Y duele. Pero el amor no es mentira. No puede serlo, no sería amor. Mentira será otra cosa. Era una manera de hablar del desengaño, de la decepción, de la idealización o de una idea ingenua del concepto y de su grandeza.

Es una canción muy triste, lo sé, pero cuando las pequeñas o grandes pérdidas han aparecido en mi vida, cantarla me ha reconfortado, porque reafirma que nada es tan importante como parece. Aquellas cosas que un día fueron tan grandes, ahora ya no lo son. Al pronunciar estas palabras, al hacer sonar esta letra, una parte del dolor en curso, desaparece.

Esta canción puede servirte de refugio y de catarsis, como a mí. La música tiene este maravilloso poder de consolar. Aquí tienes mi versión para cuando la necesites o para que la compartas con quien le pueda ir bien; te lo agradezco de antemano. Deseo estar en esos momentos con quien la escuche, con mi alma y con mi voz, como estuvo conmigo Chavela.

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