Un concierto a duo, junto a Mario Parmisano en el que revivimos emblemáticos tangos, canciones de amor y obras de Piazzolla en el mismo espectáculo.
Clásicos argentinos reinterpretados sensiblemente, porque nos emocionan, nos conmueven. Mi voz, y mi vida también han sido un tango en el más amplio concepto del término. Supongo que por eso he coincidido con este artista al piano, como una pieza que encaja en el puzle inacabado que es la vida. Él me acompaña en mi libertad interpretativa de estas canciones que abrazo desde el otro lado del océano. No soy argentina, pero me toca el tango dentro, y cuesta arrancarlo. Quizás no se puede elegir la manera de sentir la vida, la música, las letras…
Además, Mario hace sonar de nuevo a Astor Piazzolla con un talento único que eriza la piel.
És un placer enorme para ambos, por eso al público le llega al alma.